10/11/2016

A 70 años de la peor tragedia

[caption id="attachment_77673" align="aligncenter" width="595"]cron La crónica de La Prensa por aquellos días[/caption]La memoria colectiva, esa que se transmite de generación en generación, de padres a hijos, de abuelos a nietos, esa que está destinada a vivir para siempre en la historia de los pueblos, nos lleva irremediablemente a revivir una de las peores - si no la peor - tragedia que le ha tocado vivir al Valle Medio.70 años han pasado desde aquel 10 de noviembre de 1946 en el que 29 jóvenes, todos ellos parte de conocidas familias con arraigo en éstas tierras, fueron arrastrados por las indómitas aguas del río Negro.Sus edades iban de los 13 a los 31 años y ese día cargaban con la alegría de saber que disfrutarían de un pic-nic benéfico en la Isla Chica.Tras de sí habían dejado a sus padres quienes, en muchos casos, se habían acercado a las tranqueras para despedirlos y desearles "que la pasen lindo" sin siquiera imaginar lo que sobrevendría apenas un rato después.El camión hizo su asignado recorrido recogiendo en cada parada a vecinos de las zonas rurales de "La Rinconada" y "Paso Piedras" y se encaminó hacia la balsa propiedad de la familia Montelpare, que era el paso obligado.Algo falló, el camión a toda velocidad enfiló hacia la balsa pero ésta no logró contenerlo y tras cortar las cadenas y sortear los tacos usados para calzar los vehículos, cayó irremediablemente a las aguas con las 39 almas que llevaba, de las cuales solo diez lograrían alcanzar la costa.El dolor, la angustia, la esperanza y la desesperanza empezaron a escribir éste negro capítulo de la sociedad vallemediense. Familiares, amigos, vecinos, autoridades, religiosos, todos... absolutamente todos, fueron sumando voluntades a las tareas de búsqueda y rescate.Tres días hubo que esperar hasta que el río entregó el primero de los cuerpos. Veintiocho fueron en total los cuerpos rescatados de las aguas mientras que uno más, curiosamente el de quien conducía el camión de la tragedia, nunca fue hallado, lo que generó hasta hoy las más diversas especulaciones sobre la suerte corrida.Pero cabe preguntarse. Hoy, a 70 años, ¿Vale la pena seguir hablando de culpables? Las heridas deben cicatrizar y tal vez ya es tiempo que esto así sea.Por eso, más que revolver la historia inquisidora, desde éste espacio pretendemos hacer un respetuoso silencio para recordar y honrar las memorias de Gustavo, Helmut, Elsa y Otilia Keding; Isabel, Cándida y Nelida Gomez; María, Soledad y Catalina Galeoti; Hilda y Nélida Parejas; Argentina y Elvira Astete; Agustín y Julia Carta; Isabel e Ida Galván; Federico Gadano, Elva Julia Fulvi; María Valentini, Olga Cricco, María Kulzchizki; Adelina Montiel; Federico López; Victor Gaillard; Eduardo Culleluck y Clelia Martinez, quienes perdieron sus vidas en el luctuoso suceso. También la de quien nada se supo, Juan Giretti, el conductor del camión.Pero también de quienes lograron sobrevivir pero llevaron por siempre ese luctuoso recuerdo y que - de uno u otro modo - también murieron un poco ese día porque sus vidas ya no volvieron a ser lo que eran. Evocar entonces a Federico y Francisco Galván; Magdalena Larriñaga, Agustín y Daniel Fulvi; Ernesto y Mario Valentini; Laureno Peralta, Manuel Fandiño y Ricardo Gadano.  

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