Belisle: Tienen hijos con discapacidad y recibieron casas que nunca fueron terminadas, "están abandonadas"

Coronel Belisle.- Marcela Melo y Zulma East son vecinas de Coronel Belisle y piden ser escuchadas.En 2019 Marcela fue beneficiada con una vivienda del IPPV, luego de hacer los respectivos trámites y atendiendo la situación de que tiene una hija con una discapacidad motriz. Contó que en enero de 2020 debían estar terminadas las dos casas construidas pero eso no sucedió. Faltan las chapas del techo y otras terminaciones."Están abandonadas", se lamentó Marcela y dijo que, más allá de los intentos, no logró encontrarse con el intendente David Mendoza para trasladar el reclamo al gobierno provincial.Luz es su hija de 8 años, una de las mellizas. El tránsito durante estos años fue difícil para Marcela porque no puede afrontar el pago de un alquiler, entonces vive hoy en una casa "prestada"."Necesito mi casa", repitió y contó que el reclamo no es solo de ella. Las casas entregadas en 2019 fueron dos, recordó. La otra le correspondió a Zulma East que tiene a su hijo Arón, de 15 años, con síndrome de west. "Es como un bebé grande", lo describió.Zulma inició el trámite hace cuatro años aproximadamente, y luego de la presentación de un recurso de amparo consiguió una de las casas que construye el IPPV."Muchas veces dejé pasar otras oportunidades porque habían situaciones más complicadas que la mía", recordó, pero a medida que pasaron los años, creció la necesidad de contar con la vivienda. Hoy viven en la casa que le presta su hermana, y está agradecida aunque no es una situación cómoda para ella.Dijo que intentó hablar con el intendente Mendoza pero nunca lo logró. "Se esconde, y dijo que mientras sea intendente, a mí no iban a dar la casa. Por eso se lo dejo a Dios", contó y la voz se resquebrajó.Su hijo no habla, está postrado en una cama ortopédica,  y ella lo acompaña de forma permanente en la habitación. La casa adjudicada en 2019 tenía un acceso de la habitación al comedor, lo que mejoraría mucho las condiciones de convivencia.Zulma y Marcela están cansadas, apesadumbradas, pero no se rinden. Están convencidas que entre tanta angustia, puede surgir una respuesta que se convierta en el tan reclamado acompañamiento.