04/07/2021

César Nadín: "El títere es irremplazable, ni Netflix, ni internet pueden con 'el títere es magia'"

César Nadín: "El títere es irremplazable, ni Netflix, ni internet pueden con 'el títere es magia'"
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Por Pablo Otazú.-Hablar de los títeres es hablar de un arte milenario. El títere surge con el hombre primitivo, cuando vio su sombra reflejada por las hogueras que hacía en las paredes de las cuevas.En el siglo pasado los que vinieron a la Argentina, a la Boca, se quedaron y fueron los primeros teatros de títeres estables. Con la llegada de Federico García Lorca se creó otra corriente titiritera. De ahí surgieron Mané Bernardo y Javier Villafañe, en esa época, el -´34. Después vinieron todos los que se nutrieron de ellos y se continua la tradición titiritera con Sara Bianchi, Ariel Bufano, Hermanos Di Mauro, Virginia Pasetti, José Ruiz y M. López Ocón. Pero a pesar de esta Historia o mejor dicho gracias a esta historia el teatro de títeres conserva esa magia que lo fortalece y le permite seguir viviendo a pesar de la tecnología.La magia que vive gracias a quienes manipulan esa vida a través de sus manos, los titiriteros.César Nadín, el flaco, es un vallemediense que vivió en Beltrán y luego en Choele y hoy se encuentra radicado en Fiske Menuco, convertido en Chacarero continua con ese oficio que eligió hace muchos años y con el que he compartido algunas experiencias.El Flaco Nadin me ha permitido entrar a ese mundo tan maravilloso, y como a mí a muchísimos otros. Él es un “Trabajador de la cultura” es un maestro del teatro de títeres. Escritor y docente, el flaco es un enamorado de su oficio y damos gracias que así sea.Mientras nos vamos acomodando para la charla, mejoramos algún que otro problemita de conexión, aprovechamos para hablar de nuestras vidas. De pronto aparece Zulma, la compañera de César, nos saludamos. César repara en nuestras barbas blancas, señal del paso del tiempo, nos reímos de eso. Me cuenta en qué anda, que está trabajando en un nuevo proyecto de marionetas, experimentando con distintos comandos y materiales, trabajando con su amigo el Mono García, con quien ya había trabajado en el Teatro La Estación. Comenzamos…Hoy vamos a hablar de vos, me parece que es hora de hablar de vos. Para empezar, te voy a preguntar, César Nadín ¿Qué es el arte?Bueno hay muchas definiciones, académicas, pero creo que el arte es lo que le hace bien a la gente, lo que la hace distinta. El arte es algo que hace bien, nunca puede hacer mal. El otro día leía, que, si se pusiera la misma cantidad de plata que se pone en el fútbol, en el arte, tendríamos muchísimas más alegrías y menos decepciones. Totalmente de acuerdo, pero viste, esas son luchas que venimos teniendo hace rato. En realidad, el arte es un área que no está muy reconocida ¿No te parece?Hay distintas formas de reconocimiento. Cuando todo el mundo habla de cultura y de arte, lo suelen poner en un lugar demasiado importante, viste. Pero después pasa, que mucha gente no se arrima a la cultura o el arte por timidez, por desconfianza, por desconocimiento. Por eso es muy importante la formación, el acceso a los bienes artísticos-culturales, de lo que sea, de todas las áreas, desde temprana edad. Eso te lleva después a tener inquietudes, ojo, no para que todos seamos artistas, porque sería imposible, pero sí para que seas público de teatro, espectador, que puedas escuchar música, apreciar la lectura o la pintura. Porque como decía al principio, esto nos hace mejores personas, nos hace también personas críticas. Las sociedades avanzan, cuando hay espíritu crítico, porque si todos aceptamos todo sin cuestionar nada, la sociedad se estanca, para eso el arte es fundamental.¿Vos sos un artista César?¡Uh!, eso es una discusión que viene hace años. Antes nosotros no nos decíamos artistas, después nos empezamos a llamar trabajadores de la cultura. Esto a algunos filósofos y pensadores no les gusta. Pero a mí, me gusta definirme como un trabajador de la cultura, porque soy un tipo muy trabajador. Trabajé muchas horas por día, para tener muchos elencos de títeres, para tener muchos espectáculos, construir muñecos, capacitarme, viajar y todo eso se consigue trabajando. Soy muy laburador y meticuloso, porque soy virginiano, entonces hace que sea ordenado, organizado, eso hace que uno pueda lograr cosas. Como titiritero he desarrollado diversas técnicas, con retablo y sin retablo, con muñecos grandes y chicos, de hilos, de varillas, de sombras. Bueno todo eso, se consigue trabajando, no hay otra forma. El otro día hablaba con alguien sobre las Industrias Culturales, a mí particularmente me cuesta adherir a esa idea. Entonces retomando ese concepto, y observando la realidad actual tan invadida con las nuevas tecnologías, que, si bien tienen sus cosas positivas, también hacen que nos aislemos un poco. Entonces en medio de todo eso ¿Cómo subsisten los títeres en este nuevo mundo que tenemos? Son un poco como los guerreros japoneses, subsisten. A los chicos y también a los grandes les siguen atrayendo los títeres.Intentare contestar a tu pregunta. Hay cosas que el ser humano no puede reemplazar. Uno puede tener televisión, Netflix, las redes, pero el hecho -para hablar específicamente de los títeres-, cuando uno se sienta a ver títeres, si el espectáculo está bien logrado, si te emociona, te conmueve, te hace reír, eso no se puede reemplazar con las redes o internet, porque es algo distinto. Todos los seres humanos necesitamos la presencia del otro. En los últimos años antes de la pandemia, estuve trabajando en un proyecto para la secretaría de cultura de la provincia, que se llamaba “Yo cuento, tú cuentas, él cuenta”, donde yo contaba cuentos y hacía títeres, por lo general en las escuelas secundarias de acá, del Alto Valle, también en Bariloche, Valcheta, Las Grutas. El fenómeno se produce, sobre todo en los preadolescentes, te hablo de primer año o segundo año. Los pibes no están muy receptivos al principio, cuando les dicen que va a venir alguien a contarles un cuento, piensan ¡Uy este viejo a qué viene, a romper los quinotos! Pero finalmente se daba una comunión increíble, muchas veces con chicos que nunca habían visto ni títeres, ni teatro. Y hacía algo muy simple, contaba cuentos justamente de Javier Villafañe, les contaba quién era, luego venía la obra de títeres donde el público participaba. Hacia el final la idea era charlar con ellos, fomentar que lean, que recuperen historias de sus pueblos, sus barrios, rescatar la historia oral. Así iban saliendo cosas muy lindas.

"Si el espectáculo está bien logrado, si te emociona, te conmueve, te hace reír, eso no se puede reemplazar con las redes o internet"

Entonces eso me hizo ver, la necesidad que tienen los adolescentes de ver otras cosas, otras actividades que los saque, de los celulares. A veces notaba que les costaba relajarse, pero por los profesores. Muchas veces hay profes que no les gusta el arte o no conectan y eso lo ves. Entonces cuando por alguna razón se iban un rato, de pronto se generaba una conexión mucho más genuina.Por eso te digo, esa es la magia de los títeres. Aún no encuentro una explicación precisa del porqué sucede, pero sucede, siguen atrapando. Hay un enganche casi inmediato con el títere, entrás en la convención casi enseguida. Aún, cuando venimos con la potencia de la imagen televisiva o del cine, ese lenguaje no llega a quebrar la mística del títere. ¿A vos qué te parece?Ahora además hay tantas variantes que uno va conociendo, porque antes por lo general la imagen del títere era la del títere de guante. La verdad, es muy loco lo que pasa. Volviendo a este trabajo que te contaba y en otros, solía salir a saludar con un títere, lo tenía en la mano, a la vista de todos, y dialogaba con él, con el público. La gente está viendo el títere, están viendo que uno lo tiene en la mano, y no te hablan a vos, le hablan al muñeco. Eso es magia, eso es algo que en el teatro de actores no pasa, ahí ocurre algo muy potente.Hay distintas explicaciones, pero también tiene que ver con lo que vos vas a contar, lo que quieras compartir con el otro, eso es muy importante. Hay factores que en las distintas sociedades se repiten, uno que ha tenido la oportunidad de viajar, de estar en culturas tan distintas, y ver que hay reacciones que son las mismas. En una cultura como la árabe por poner un ejemplo, tan distinta e incluso con idioma distinto, tienen las mismas reacciones que en nuestra cultura latina, se produce el mismo efecto. Se genera una cosa comunicacional muy fuerte. Siempre… bueno, hemos trabajado varias veces juntos, me ha tocado trabajar como actor, y cuando me preguntan ¿Sos actor o titiritero? Respondo que soy actor-titiritero. Me identifico con el objeto. Mi forma de expresarme es el objeto títere en cualquiera de sus técnicas. Me siento mucho más cómodo que actuando de actor de carne y hueso, realizando un personaje.Sabés que, cuando estaba pensando en esta nota, pensaba en los japoneses, que tienen una forma de títeres de tradición milenaria sumamente potente.El BunrakuClaro el Bunraku. Es tan potente, que no cualquiera accede a ser titiritero de Bunraku. Los maestros tienen sus discípulos y están años y años estudiando para hacer Bunraku. En el mundo occidental también existe una tradición hace muchos años, pero es distinto.Son culturas distintas, porque los que hacen Bunraku, hacen un par de obras en sus vidas. No es como nosotros que tenemos un montón de espectáculos en el haber. Ellos al hacer pocos espectáculos en su vida, intentan cada vez hacerlos mejor y además duran muchas horas. Por eso son culturas muy distintas. Pensá que un espectáculo en Japón dura como cuatro horas. Fijate, cómo se contrapone con nuestra cultura de la inmediatez.Lo oriental tiene eso, la ópera china o el teatro oriental en general dura mucho tiempo. La gente va, cena, se levanta y vuelve, mientras el espectáculo sigue. Vos decías recién que los titiriteros japoneses hacen pocas obras en su vida, y César Nadín ¿Cuántas obras tiene en el haber?No tengo idea, pero más de veinte, seguro. Nosotros hemos trabajado mucho con obras de prevención de adicciones, de medio ambiente, obras históricas que se yo por ejemplo de la conquista del desierto, de la construcción del Dique Ballester, en fin, son muchas. Sinceramente no recuerdo cuántas. Sí sé, que tengo muchos títeres construidos. Porque en mi caso se junta que, además de actuar y de dirigir, soy constructor. Tengo muchas valijas llenas de títeres que nunca han actuado. Esos son, -nosotros les decimos prototipos-, que vos vas probando y quizás después no usas. En otra nota que me hicieron hace poco, me preguntaban cuántos títeres tenía, y la verdad que tampoco sé, quizás unos sesenta o setenta, o incluso más.Esos personajes, porque lo son, tienen su perfil, su personalidad, ¿Participan en distintas obras?Sí, tengo un Abuelo, que es el que usamos cuando hicimos el trabajo con vos, “Hilos”, que ya ha trabajado en dos o tres espectáculos. Pero el resto por lo general se hacen para un espectáculo específico. Acá hay algo interesante, que es lo que plantea Mauricio Kartún. Él dice que, vos tenés que construir un títere y después ves para qué sirve ¿no?. Será militar, será médico, será cura, en fin, cuando dijo eso se armó un debate interesante. Pero bueno, cuando te digo que tengo títeres que nunca han actuado, es porque pasa lo que dice Kartún. Uno muchas veces tiene el impulso, construye un títere, de varillas, con resorte, con esto, con lo otro, y de repente lo ves y decís mirá este podría ser -como me pasó a mí-, el sabio para una obra de…¿cómo se llamaba este autor alemán?... (piensa un rato) Gohete. Mirá cuándo vos decías recién lo que producen los títeres, voy a intentar contarte algo…que haré el intento, porque cada vez que lo cuento lloro. Nos pasó en un lugar, no importa dónde, porque esa familia vive… En una época en que hacíamos doscientas funciones por año, así que calcula, casi una función por día. Bueno, un día volvemos a un jardín de infantes donde ya habíamos estado, llego me presento, y la directora me dice, muy seria: “Sí, sé quién sos, nos acordamos mucho de ustedes”. Entonces cuando te dicen así, es, porque o hiciste todo mal, o hiciste todo bien. Entonces me cuenta, que ellos tenían un niñito que estaba padeciendo una enfermedad terminal, que no estaba yendo al jardín (la emoción va ganando, se le empieza a entrecortar la voz). Pero como ese día iban los títeres, habían hablado con la familia para que lo llevaran. Era un jardín pequeño, de veinte alumnos de entre cuatro y cinco años. Cuando termina la función, los niños se sacan fotos con las marionetas, algunas incluso más altas que los niños. Nosotros por supuesto no sabíamos de esa situación que nos contó la directora después. Cuestión que ese niñito también se sacó una foto, después… (se le hace un nudo en la garganta) lo internaron y… falleció. Murió abrazado a la foto de los títeres. Eso es lo que sucede con los muñecos. Ese niño se fue de este mundo abrazando la foto de los títeres. Eso a mí, me marcó muchísimo (César vuelve a conmoverse, ambos, nos conmovemos, se seca las lágrimas).¡Qué Bárbaro!, me hiciste llorar a mí también…¡qué fuerte!. Pero bueno como esas anécdotas hay miles, quizás no tan fuertes, pero sí. Siempre me acuerdo cuando fuimos a dar a la cárcel “El Bairoleto”, ¿Te acordás?. (Se ríe) Sí me acuerdo, esa es más grata.Era una foto surrealista, porque estábamos con los presos en una sala, detrás, las puertas con los barrotes y detrás de esas puertas, los guardia cárceles. Los presos hinchaban por Bairoleto. Cuando estábamos en la escena en la que lo agarro a Daniel lo monto y le pego, él hacía del Bairoleto y yo hacía del cabo, los presos repudiaban la actitud, y los guardia cárceles aplaudían que yo, policía le pegara. Después cuando Bairoleto mata a mi personaje, esa escena fue muy fuerte. Daniel ahí tenía que pegarme un tiro, yo caía y tenía que pegarme el segundo en el piso, entonces de golpe se escucha a los presos decir: “pegale otro por las dudas”. (nos reímos a carcajadas)Contemosle a la gente que, además, en esa puesta, los muñecos eran tamaño humano, lo cual lo volvía más cercano. Los presos participaron toda la obra, no paraban comentar.Bueno y eso demuestra, volviendo un poco al principio de la charla, lo importante que es poder haber ido a esos lugares o algunos más alejados, como la Patagonia profunda, llegar a un paraje o una escuela con diez pibes.  Pero también hemos estado en el Cervantes, en el San Martín, que se yo, en las salas más importantes del país. Son cosas distintas. A uno le encanta ir a actuar al Cervantes, pero también es una cosa muy linda ir a una escuela en el medio del campo, en la meseta o la cordillera. Es muy lindo y es muy importante, muy importante, para el público, pero para nosotros también los artistas o trabajadores de la cultura como quieran denominarlo.

"Lo importante que es poder haber ido a esos lugares o algunos más alejados, como la Patagonia profunda, llegar a un paraje o una escuela con diez pibe"

Nosotros hacía mucho tiempo que queríamos hacer Bairoleto. La habíamos empezado a trabajar con distintos compañeros, pero nunca la habíamos podido concretar, porque nunca llegábamos a un resultado que nos satisfaga. Hasta que en un momento le propusimos a Hugo Aristimuño, le contamos lo que queríamos hacer y lo que ya teníamos y ahí Hugo se enganchó. Hicimos una capacitación y fuimos escribiendo la obra en el escenario, como trabaja él. Éramos Daniel Alcoleas, Daniel Zapata, Laura Vinaya en la técnica y nos acompañó un tiempo Jorge Dominguez, un actor que había trabajado con Jorge Edelman. Ya que lo nombro, quiero hacer una mención porque, cuando nosotros nos comunicamos con Jorge Edelman -ya retirado del teatro, solo hacía radio-, fuimos a su casa en Neuquén y él nos dio todo el material que tenía sobre el Bairoleto, obras de teatro, distintos libretos que tenía escritos. Un tipo súper solidario, nos dio todo el material, nos contactó con la viuda de Bairoleto…Con Chumbita…Sí, con Hugo Chumbita también, un historiador que había sacado un libro sobre Bairoleto. Bueno, en fin, esa obra generó muchísimas cosas. Fundamentalmente en nosotros que nos hizo dar un salto importante como titiriteros. En una oportunidad, tuvimos la suerte que nos vieran unos mexicanos, y nos invitaran a ir a México. Ahí participamos de seis festivales internacionales. Me acuerdo que fuimos a hacer dieciocho funciones y terminamos haciendo como cincuenta, una cosa así, no recuerdo exactamente los números. Pero nos veían en un lugar y nos pedían para otro. Fue muy fuerte. Estuvimos cuarenta y cinco días, algunos días con dos funciones. Fuimos a actuar en un lugar de donde era Zapata, Emiliano Zapata. Era un público campesino, productores, cultivadores, y lo hacíamos en un lugar al aire libre. Cuando terminaba la obra se arrimaban varios, sobre todo a mirar los muñecos porque les llamaba la atención. Un día se acerca un campesino, bien típico, se saca su sombrero, se lo pone en el pecho y nos dice: “Las mismas injusticias que se cometen en México, también se cometen en Argentina parece” (César sonríe) Eso cierra todo, no hace falta explicar nada más. ¡Fantástico!, ahí está la universalidad de la historia.Tal cual, la universalidad de la historia y dicho no por un intelectual, sino por un hombre que venía del campo. Vos lo veías, su atuendo de hombre de campo, humilde, no tenía ropas lujosas, se saca el sombrero para dirigirse hacia nosotros…Eso es poesía, es poesía pura. La experiencia en México fue muy linda, estar en otro país y bueno, ellos tienen muchos personajes de este tipo allá, como en toda Latinoamérica. Porque la injusticia está presente en la historia de la humanidad. Fue muy fuerte y muy motivador, nos confirmó el estar en el camino correcto. Muchas veces uno hace cosas, no sabés cómo te va a ir o hacia dónde vas a ir, y de repente te encontrás con esas caricias al alma. Cuando uno labura en esto, hay que decirlo lo económico claramente no es el objetivo, uno labura y a veces gana dinero. Pero ¿Uno qué busca?, el hecho artístico, el crecer, poder expresarse y llegar a distintos públicos con distintos mensajes. Y además de artista, fuiste funcionario del Instituto Nacional de Teatro, y también escribiste un libro sobre tu oficio. Contame un poco…Bueno, con el instituto del teatro, fue un cargo por concurso, fui delegado suplente de la provincia por mucho tiempo, en la gestión de Concepción Roca. Después a instancia de unos compañeros me presenté como jurado, por concurso también, fui jurado dos años por Patagonia. Es muy enriquecedor el laburo de jurado, estás viendo un montón de trabajos que tenés que analizar, que tenés que desmenuzar. Eso te sirve para tu crecimiento, es decir más allá del trabajo en sí, que es el de finalmente elegir alguna obra. Obviamente el hecho de ir a ver obras a distintos lugares, como que se yo, Ushuaia donde los espectáculos se hacían en la Ex Cárcel, es doblemente fuerte. Fue una experiencia muy buena para mí, no sé si la repetiría, siento que esos dos años estuvieron bien. Después, en cuanto al libro, la idea primera, era hacer un libro sobre cómo hacer títeres en toda su dimensión. Desde hacer los títeres, su puesta en escena, la dirección, el entrenamiento. Era un libro para la gente que se quería iniciar. La verdad que… nosotros hicimos ese libro, lo pagamos con nuestro dinero del Grupo La Huella, y pasó un fenómeno que no nos lo esperábamos. Vendimos todos los libros, ganamos plata y tuvimos que hacer otra edición. Fue muy loco eso, cómo se vendió, obviamente también regalamos a amigos, a las bibliotecas, pero fue muy loco la verdad. Nuestro objetivo era hacer el libro y poder, aunque sea cubrir los gastos, nada más y terminamos cubriendo los gastos y ganando dinero. Eso fue también una hermosa experiencia. Me acuerdo que el gremio UNTER nos compró cien ejemplares para repartir en las escuelas. También tenemos otro libro, escrito, pero nunca publicado con Daniel Alcoleas, Daniel Zapata y José Limonau, de todas las obras que escribimos nosotros, como autores.¿Por qué nunca lo publicaron?Por el tema de los valoresPero hay concursos interesantes. Por ejemplo, el Fondo Editorial Rionegrino (FER), porque acá no hay libros de dramaturgias teatrales, o no hay muchos.Sí en mí caso todavía tengo relación de dependencia con la provincia, porque soy empleado de cultura, lo cual me parece muy bien, Cuando me jubile, ahí si voy a poder participar. En ese libro hay unas diez o doce obras de teatro de títeres, de las que nosotros llamamos pedagógicas por llamarlas de algún modo –aunque todo teatro es pedagógico-, me refiero a obras de ecología, de prevención etc. Después están las obras de títeres clásicas que hemos hecho. ¿Desarrollaste el rol docente también?Sí, si. He trabajado como docente de títeres muchos años, en la Escuela de Arte de Choele Choel. Después he dado talleres y cursos en distintos lugares. Pero no es el rol que más me guste. Las últimas capacitaciones que di, fue a gente que ya tenía cierta formación y que buscaban crecer un poquito. Pero no es un rol que me entusiasme mucho la docencia. Si me gusta mucho la dirección en escena y es un desafío.Como constructor, si tengo una obra en la que necesitamos títeres y no tenemos, vos ¿Construís a pedido?He hecho algunos pedidos, aunque no muchos. Pero me gusta porque es un desafío. Es un proceso creativo en donde tenés que poner todo. También he regalado.

"Si tenemos dificultades para que la gente vaya al teatro, tenemos que ir donde está la gente"

Todo bueno, era un espacio de mucha libertad. Fue una experiencia muy importante para la comunidad. Teníamos una sede en el centro del pueblo, luego otra en Villa Unión y en Maldonado, estábamos muy insertos en la comunidad. Llegamos a tener más de seiscientos alumnos, y estamos hablando de muchísimos años atrás, cuando Choele era más chico. Después se fue dando el fenómeno, que los papás mandaban a sus chicos de Beltrán, de Lamarque y seguramente de otros pueblos. Era un espacio de mucha creatividad, se trabajaba mucho, se hacían las muestras. Todos trabajábamos con ganas, y ponele, si cobrabas por diez horas, trabajabas veinte igual, ¿entendés? no era solo una cuestión salarial. Había mucha dedicación, mucho esfuerzo. Éramos todos muy compañeros, se trabajaba muchísimo y se daba todo por la escuela la verdad.  Después vinieron los malos políticos, malos funcionarios, gente que es mejor olvidarla, la cerraron de un plumazo. Pero bueno, esas cosas… es como la canción que dice:”hay gente que no”, así que mejor ni nombrarlos.César, en líneas generales ¿Cómo ves el teatro de títeres en la provincia?Bueno ahora hay más cantidad de grupos, hay un crecimiento en cantidad de elencos. Hay mucha fusión, mucha mezcla, muchos actores que usan títeres, muchos espectáculos que ves títeres y actores, música y murga. Me parece que, en líneas generales, hay muchos colegas, que les falta capacitación. Estudiar o trabajar un poquito más, para obtener mejores resultados. Igual en este momento es difícil evaluar, porque yo he estado viendo cosas por internet y el teatro no es para verlo por internet. Es una nueva discusión esa, yo justo te iba a preguntar ¿cómo funciona la virtualidad en los títeres? ¿Qué te parece? ¿Cuál es tu postura?El títere o el teatro en general, vamos a hablar en general. Porque me remito a mi trabajo como jurado. De repente te mandaban un video del laburo que se yo… de teatro, de teatro-danza, títeres, vos lo veías y no te convencía mucho, pero después lo veías en vivo y la cosa cambiaba. Porque para mí, el teatro es para verlo en vivo, en persona. Cuando charlaba con los jurados de la ciudad de Buenos Aires, pensá que, en los selectivos, llegamos a ver trescientos videos, una locura, es muy difícil. De espectáculos que duran aproximadamente una hora. Son trescientas horas de espectáculos de una sola región. Seguramente se cometerían muchas injusticias, muchos espectáculos deben haber quedado afuera por eso. Creo que, el teatro de títeres, el teatro, la danza, es para hacerlo en vivo. Lo otro es animación, es otra cosa. En eso soy, bastante conservador. No sé, si es por la edad o por la experiencia.Mi postura es parecida, que se yo…no me opongo a la virtualidad si alguien quiere o necesita hacerlo, pero la pregunta es ¿eso es teatro? No, porque el teatro es un lenguaje y como lenguaje tiene cuestiones simbólicas, esa es la discusión que doy. Sin embargo, me dieron un argumento que aún lo estoy pensando…Pero el teatro también va de la mano de la territorialidad, y eso exige a su vez un cuerpo presente, si no, no hay territorio. ¿Cómo definimos este nuevo territorio, el virtual? Tenemos que definirlo, y al tener que definirlo ya estamos creando otra cosa, otra cosa que no es teatro. Si vos vas a comer tortas fritas y te dan buñuelos…Para sacarlo del teatro, si vos escuchás a Los Redonditos en un cd o alguna plataforma, no es lo mismo que ir a verlos a Tandil, con miles de monos más, haciendo el pogo más grande del mundo. No es lo mismo, nunca va a ser lo mismo.Vos tocaste un tema recién importante, que tiene que ver con la pandemia y nuestros compañeros que suben funciones virtuales, cobran entradas. Eso me parece muy bien, me parece bárbaro, es laburar para poder seguir subsistiendo. Eso es por la pandemia, me parece que está perfecto. Porque si vos trabajás de esto y no tenés ingresos, porque está todo cerrado… En ese aspecto me parece perfecto que se usen todas las plataformas digitales. Pero el teatro es para hacerlo en vivo.De todas maneras, es interesante el debate que se está dando. Ya hay teóricos que hablan del convivio virtual. Pero bueno volviendo a los títeres ¿Estás haciendo algún trabajo nuevo?En estos momentos estoy haciendo un trabajo podríamos decir, de investigación, quiero retomar las marionetas de hilo, sobre todo, y después vamos a ver que sale. Tengo un proyecto que, viene como el Bairoleto-que costó mucho tiempo-, quiero hacer un espectáculo que reúna la danza y el teatro de títeres. Bueno, hasta ahora no he logrado formar un equipo que le interese la experiencia. En realidad, lo que no tengo es gente de danza, titiriteros sí. Tengo varias ideas, me parece que se pueden lograr cosas maravillosas. Porque cuando hablamos de títeres no necesariamente tiene que ser algo corpóreo, puede ser una máscara y una tela, eso ya es un títere ¿no? O cualquier elemento que le sumemos a la persona que baila, que hace danza. Es un proyecto que tiene mucho tiempo pero que no he encontrado a los hacedores.¿Vos pensás que el títere seguirá resistiendo en este mundo capitalista, con una industria cultural tan fuerte?Si la gente no va al teatro, entonces hay que ir a donde está la gente. En las plazas en cualquier ciudad o pueblo, un domingo, está lleno de gente siempre. Si uno se encierra en el teatro, para 20 o 30 personas, no está mal, pero hay que cambiar la lógica, invertirla. Si tenemos dificultades para que la gente vaya al teatro, tenemos que ir donde está la gente.Si además hay que ser más creativos. Hay mucho para hablar sobre esto. No hay fórmulas, menos en el teatro independiente donde no sólo somos titiriteros, actores o bailarines, sino que además somos productores, escritores, directores, algunas veces hasta hacés de técnico. Sumado a que vivimos en pueblos o ciudades chicas, en estos lugares uno intenta que el teatro no muera. Por eso es difícil la inversión de la ecuación. También porque ir a los barrios, implica un compromiso que no todos están dispuestos a asumir. Muchos se instalan en el rol de artistas, con el discurso,“Yo soy artista, sólo hago una obra de arte”, y lo que muchos no entienden es que en estos lugares, la obra de arte, significa mucho más que el arte en sí, es un trabajo social.¡Uff tocaste muchos temas!... A ver… acá entra la función del estado o de empresas… recordemos que en Argentina existe la ley de mecenazgo, que no sé, si se está cumpliendo. Bueno que quiero decir con esto, que está la posibilidad con el estado y con el mecenazgo de empresas, que se le pague la artista- actor. músico, titiritero-, para que vaya un domingo a una plaza a llevar su espectáculo. Por un lado, los trabajadores culturales tienen laburo y por el otro la gente tiene acceso a los bienes culturales. Hay que buscarle la vuelta. De ese modo uno sí podría ir a los barrios, las plazas, un gimnasio, porque es un laburo, uno también vive de esto. Eso es parte de la construcción de una política culturalSos uno de los titiriteros de la provincia con más trayectoria, ¿Vos te sentís reconocido?¡¡Qué tema ese!!, sí que se yo… te puedo decir de gente que se ha acercado a decirme que se acuerda de cosas que hiciste. Además, también como vos, he sido gestor cultural, trabajé para distintos organismos nacionales, para la provincia muchos años, entonces la verdad no tengo problema con eso. Incluso me da vergüenza, una vez fui a hacer una función a Los Menucos, y la profesora me presenta como uno de los mejores titiriteros de la provincia y el país, a mí me dio una vergüenza. Era un elogio que parecía que fuera Alfredo Alcón viste (nos reímos). Le digo: “no, si apenitas hago títeres”.Dos últimas preguntas. Vos estás acá, en este punto del camino recorrido, y allá en la punta hay un pibe, en el inicio ¿Qué le dirías a ese pibe?Le diría, qué afortunado que fue de empezar a hacer teatro con diecisiete años, en un pueblo como Choele, que eran diez mil habitantes. Le diría…¡Qué suerte tuviste flaco de hacer teatro! Porque el camino que haz recorrido te ha dado tantas cosas, tantas cosas, buenas, alegrías, amigos, viajes, amor. Lo felicitaría por haberse animado a subirse a un escenario con diecisiete años, en el Sportman Club, a hacer el personaje de un adulto mayor ¡Un caradura el tipo! (nos saltan las carcajadas)Y ese pibe ¿qué te dice a vos?Esa es más complicada (sonríe y se emociona un poco) La verdad que en esta profesión tengo solo agradecimientos, todo lo que me ha dado, merece mi agradecimiento. La sensación de subirse a un escenario, que te salgan las cosas bien, como vos crees, es muy lindo, es muy fuerte. Conocés tanta gente, porque, el teatro es un hecho colectivo, trabajamos en grupo con muchas personas, y eso también enseña en la vida. Porque no siempre piensan igual que vos, eso te hace crecer, te hace pensar. Es eso… el teatro es un hecho colectivo.Este asunto de la amistad es fascinante, cuando nos juntamos con César parece que el tiempo no pasa, son encuentros de charlas, de conversa, de aprendizaje. El es parte de la historia artística de la provincia, es un “oficiante” de este ritual que es el teatro de títeres, es quien mantiene viva la sonrisa de los niños y de los no tan niños, y agradezco la valentía de sostener este oficio en estos tiempo porque rescatan la espontaneidad, la ingenuidad, recrea la imaginación y la alimente, en fin “Larga vida al títere en todas sus formas”Pablo Otazu04/07/21Transcripción Agustina Otazu

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