03/05/2020

Editorial: La segunda pandemia

Editorial: La segunda pandemia
Economia y Covid
Economia y Covid

El calendario corre ágil y casi todo el mundo, desde el interior de sus viviendas, trata de resolver la duda Sabinera, preguntándose ¿Quién se ha robado el mes de abril?. La respuesta no siempre es unánime pero lo cierto es que la “curva”, aplanada o no, parece estar aquí para quedarse entre nosotros por un tiempo prolongado.La reacción temprana que tuvo la Argentina parece haber tenido resultados alentadores a nivel sanitario permitiendo hasta el momento una respuesta adecuada del sistema de salud, pero como contraparte, ha despertado temores también precoces en los distintos actores de la actividad económica que se vieron afectados en su funcionamiento y en su dinamismo, a raíz de las medidas adoptadas.Esa preocupación que se puede apreciar a simple vista en la órbita privada, también tiene su contrapartida en el sector público que avizora un oscuro horizonte de corto mediano y largo plazo.Si bien la emisión monetaria de los últimos tiempos enmascara los problemas económicos que el mismo estado arrastra, aún desde antes de la crisis sanitaria (hoy las palabras “default”, “déficit fiscal” o “riesgo país” aparecen en los medios escritas con letras pequeñas y perdidas entre las estadísticas Covid), todos sabemos que las soluciones mágicas no existen en economía y que toda acción tiene su precio.La inactividad económica hoy ha incrementado notablemente la base de personas que requieren de la asistencia del estado para suplir sus necesidades básicas. También los gobiernos de las distintas jurisdicciones han asumido un rol activo en apoyo a las reparticiones específicas de salud y seguridad, apoyando las acciones preventivas que le son propias a éstos.Ese incremento de funciones, combinada con una notable baja tanto en su recaudación propia como en los ingresos coparticipables, parecen configurar la tormenta perfecta, tormenta que, hoy, se ve parcialmente amortiguada por ingresos extraordinarios que no llegan a compensar estos desfasajes pero que, además, tienen pocas chances de continuidad en el tiempo.Tal vez esta situación pueda ser considerada una oportunidad de “barajar y dar de nuevo” en cuestiones que se encuentran arraigadas desde hace mucho tiempo en un estado que tiene una deuda muy fuerte en materia de calidad del gasto público. Sin dudas, la situación amerita la adopción de medidas extraordinarias de control de erogaciones que, en este escenario, aparecen como superfluas frente a necesidades mucho más acuciantes y prioritarias. Medidas tendientes a estabilizar una situación financiera muy endeble, pero fundamentalmente, para reorientar la aplicación presupuestaria a cuestiones sanitarias y sociales que hoy se presentan como indelegables.Seguramente los gobiernos que, al igual que con la primera pandemia –la sanitaria-, sean capaces de tomar medidas tempranas en la lucha contra la pandemia económica y fiscal que se avecina, se verán beneficiados por resultados más alentadores.

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