04/02/2020

“Es doloroso sentir las miradas que intentan ver si abajo del pañuelo hay pelo o no”

“Es doloroso sentir las miradas que intentan ver si abajo del pañuelo hay pelo o no”
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En febrero de 2017 Carolina sintió una pelota en el costado izquierdo de su teta mientras se duchaba. Admitió, tiempo después, que había cometido el error de subestimar el episodio porque su vida se moldeaba –en esos años- sólo con la vorágine del trabajo. Y las prioridades de su vida no la incluían. Por eso perdió varios turnos hasta que se encontró con la médica que le entregó la noticia. “Ese fue el momento más difícil porque lo primero que se me cruzó fue la muerte”, describe Carolina Magnalardo, neuquina, periodista y autora de “La teta que tenía algo para decir”, el libro que describe su experiencia con el cáncer de mama.[caption id="attachment_108701" align="alignright" width="512"] Caro realiza coberturas periodísticas de los principales torneos de fútbol femenino[/caption]

Carolina se abocó al periodismo deportivo y a la comunicación institucional. Cubrió el mundial de fútbol femenino de Alemania 2011, también lo hizo con el de Canadá (2015) y el certamen organizado en Francia (2019). Su territorio laboral, sembrado de las pesadas obligaciones y la responsabilidad siempre opresiva, había cubierto ya todos los rincones de su vida cuando supo que tenía cáncer.
“Era extremista, todo era algo de vida o muerte y cuando tuve un sacudón como esta enfermedad me di cuenta que estaba haciendo las cosas mal, que ponía la energía en cosas que no lo valían. Y decidí ponerme como prioridad”.
“El cuerpo es tan sabio”, reflexiona y continúa luego de un breve silencio: “cuando estoy en una situación de enojo, tristeza, algo que se me va de las manos, siento un pequeño pinchazo en el lugar dónde tenía el tumor en la teta. Es como si me dijera, ey, ¿qué estás haciendo?”.
Caro quiso escribir un libro que sirviera de herramienta de prevención y acompañamiento para las personas que se encontraran con la enfermedad. “Me sirvió de catarsis también”, reconoce y cuenta que descubrió mensajes conmovedores luego de la publicación; las diversas experiencias que se encontraron reflejadas en las páginas de “La Teta que tenía algo para decir” transitan por las redes sociales con fluidez y cargadas de emociones. El libro, repite, le entrega momentos de felicidad.
Es que, como indica el título del libro, su cuerpo tenía algo para decir. “Ahora pienso más en mí y aprendí a definir prioridades”, aclara y reconoce su asombro por el inmenso aprendizaje que entregó la experiencia. “El cuerpo es tan sabio”, reflexiona y continúa luego de un breve silencio: “cuando estoy en una situación de enojo, tristeza, algo que se me va de las manos, siento un pequeño pinchazo en el lugar dónde tenía el tumor en la teta. Es como si me dijera, ey, ¿qué estás haciendo?”.
La periodista de 36 años asegura que hoy es otra persona. Cuando la médica le comunicó que tenía cáncer sintió que el mundo se desmoronaba sin piedad. La médica buscó correr la insoportable bruma de pesimismo y le aclaró que no se trataba de muerte sino de que su cuerpo le estaba diciendo algo. Durante el tratamiento atravesó otros momentos difíciles. Como el tumor era grande, existió la posibilidad de tener que quitar toda la mama. “Eso fue duro hasta que reaccioné y tomé conciencia que iba a hacer todo lo que sea necesario para seguir viviendo”, cuenta. La caída del pelo también fue un capítulo traumático para ella porque “la mirada del otro está tratando de descubrir si abajo del pañuelo hay pelo o no. Eso es doloroso, te sentís mal”.
Caro considera que el libro fue relevante en su vida y que, incluso antes de su gestación, una experiencia le dio sentido a su misión. Una mujer que no conocía se acercó y le preguntó si le podía decir algo. Ella asintió. Le preguntó primero si estaba en tratamiento. Caro se sorprendió, se preguntó cómo se había dado cuenta y le dijo que sí. “Tenes que tener fe porque todo va a salir bien, vas a salir adelante”, le dijo la mujer desconocida con una seguridad que destilaba pleno optimismo. “Eso me dio un gran impulso, una fortaleza”, asegura la autora del libro que ahora le toca cumplir el rol de acompañar e impulsar a otras mujeres. “La recompensa es la vida, así que vale la pena”, define sonriente.
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