12/03/2022

Historias de La Julia: La herrería

Historias de La Julia: La herrería
Captura de pantalla 2022-03-12 a la(s) 11.12.28
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Por: Ricardo E. GarbersEra el lugar donde podías ir con la seguridad que algo ibas a hacer, algo ibas a diseñar al ritmo de martillazos en el yunque o con el serrucho o la escofina en la mesa de carpintero, frente a la ventana con vista al chiquero de los chanchos.Había toda clase de herramientas que una estancia puede requerir para sus tareas agrícolas y ganaderas. Partes de molinos, mangas de hacienda, maquinas de desnatar leche, poleas para mover sierras circulares, molino de maíz, piezas de la esquiladora y de cuanto motor a vapor o a explosión. También allí se reparaban automotores y tractores. Era multipropósito y variado.Los 60 kilómetros de ripio hasta Choele Choel y los 45 kilómetros de ripio hasta Lamarque, hacían que hubiera que ser autosuficiente en medio de la estepa norpatagónica. Las distancias antes requerían de mayor tiempo y esfuerzo.La herrería era uno de los primeros lugares en ser relevado una vez que arribábamos a La Julia para nuestras vacaciones de tres meses y era una alegría encontrarse con el mismo ambiente de trabajo con olor a gasoil impregnado en el sólido piso de tierra. Una mesa de herrero con taladro de columna y cajoneras para herramientas, una fragua con fuelle por arriba que se accionaba mediante una cadena con manija para avivar el fuego y calentar los hierros a malear y por último el yunque con sus pinzas, cortafierros y martillo colocados verticalmente alrededor de su base.
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