La fiesta inolvidable y el 10 en la mariposa

Buenos Aires.- En el camino hacia el Estadio Monumental, la gente transitaba a paso ligero y entusiasmada. Por momentos cantaba y vestía el atuendo adecuado para el convite, todo de celeste y blanco.En las veredas se podía ver el exigente ejercicio de vendedores ambulantes que ofrecían camisetas de la Selección con la seductora propuesta de "acérquese y mire sin compromiso". Mientras lo hacían, observaban con atención las cercanías por si aparecía la autoridad que levanta todo.Cada dos o tres cuadras, podías toparte con un vendedor que arrojaba todas las camisetas a un bolso con notable velocidad y mudarse.Ya en el Estadio, la atmósfera era de una alegría constante. La gente llegó con un buen puñado de horas de anticipación al partido y cada tanto ensayaba una canción para sostener la correcta temperatura que exigía la bienvenida del equipo campeón del mundo.Hubo un instante en el que se configuró una postal de colección. En la previa del partido, una mariposa solitaria cruzó el estadio a la altura de Centenario alta. ¿Qué hacía una intrépida mariposa recorriendo  la inmensidad del Monumental?. Parecía que buscaba lucirse, ser vista. Fue imposible no recordar que en la cultura maya, las mariposas eran consideradas como almas de los guerreros muertos en las batallas. Nadie se fijó si en sus alas se dibujaba un 10. Que pena.La salida del equipo argentino provocó un estruendo. Los fuegos artificiales acompañaron el canto eufórico del público que pretendió emocionar a los protagonistas, y lo logró. Fue un alarido con formas de agradecimiento en tono de "Muchachos...".El partido se desarrolló con algunos imprevistos, como la seria voluntad de Panamá de impedir la fiesta. Su rendimiento fue correcto, ordenado, con escasas fallas. Por eso hubo que esperar hasta el tramo final del segundo tiempo para conjurar el triunfo. Primero fue el gol de Thiago Almada, luego de que Lionel Messi hiciera sonar el travesaño con un tiro libre.Y a los 44 minutos, el  capitán provocó la erupción del Monumental con su gol. También de tiro libre. La fiesta finalmente tenía un broche dorado.Wos cantó en el entretiempo su canción Arrancármelo que también está impregnada en la historia reciente del equipo. "Y no tengo pensado hundirme acá tirado; y no tengo planeado morirme desangrado. Y no, no me pidas que no vuelva a intentar; que las cosas vuelvan a su lugar".El encuentro de la Selección con su público, luego de la conquista mayor en Qatar, fue perfecta. La gente pudo manifestar su admiración, agradecimiento y respeto con una efusividad descomunal.Y Messi fue abrazado especialmente. Logró ubicarse en un lugar privilegiado y exquisito de la patria futbolera argentina. Un artista del balón que, como dijo Maradona alguna vez, no tiene techo. Será por eso que se atreve a pasear por los sueños de los argentinos tan a menudo.