05/03/2021

La mujer acuática: es de Río Colorado y batió récord argentino de apnea en Puerto Madryn

La mujer acuática: es de Río Colorado y batió récord argentino de apnea en Puerto Madryn
ludmila
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Río Colorado.- Bajó hacia la oscuridad del mar con los ojos bien abiertos. No se ve nada concreto. Y a medida que fue descendiendo, la luz natural se retiró y los delfines fueron manchones en movimiento. El desafío es exigente pero, una vez más, tuvo recompensa. Ludmila Brzozowski lo logró. "Soy récord argentino de apnea en profundidad y en el mar patagónico", publicó luego, orgullosa, la joven nacida en Río Colorado.El desafió consistió en sumergirse a 40 metros en Puerto Madryn, lo que equivale a un edificio de 12 pisos. La prueba con la que batió el récord argentino se denomina peso constante sin aletas. Debe descender con un lastre de plomo para neutralizar la flotabilidad en el primer tramo. "Sin aletas es porque es a pura brazada y patada de pecho", explicó y agregó que es el estilo que más disfruta, aunque se presenta siempre exigente.Aseguró que el mayor logro fue animarse a estar allá abajo, sola;  "ir a hacia la profundidad cada vez más oscura y fría, abrir los ojos y vivirlo con todos los sentidos, dejar que mi cuerpo y mente aceptaran la caída libre y disfrutarla". El amor por el agua surgió en su infancia. Ludmila recuerda a su padre cuidando con su mirada atenta cada vez que ella nadaba abajo del agua. Contó que "desde muy chica nos apoyó, nos alentó, y nos inculcó el amor por el agua y el aire libre". Juan es médico y un gran nadador. Y para Ludmila, un gran ejemplo.La apnea deportiva está dividida en tres competiciones: la estática, que consiste en la resistencia inmóvil debajo del agua; la dinámica con aletas, que propone el máximo recorrido posible por debajo del agua sin respirar con la ayuda de las "patas de rana", y la dinámica sin aletas, que representa la misma competición pero con los pies desnudos.En la profundidad, explicó Ludmila, hay que considerar cómo afecta a los competidores la presión del agua. "Hay que compensar los oídos, tener en cuenta la presión sobre la caja toráxica. Tenemos que lidiar con eso, aunque nuestro cuerpo está preparado".

"Tenés que estar muy relajado, con los ojos bien abiertos porque si los cierro, quizá vienen los pensamientos", describió Ludmila

, sintetizó con una sonrisa. Sin dudas, el aspecto mental resulta relevante. El mar patagónico, por ejemplo, es oscuro y se siente una inmensa soledad cuando se vive por unos minutos en sus profundidades. "Tenés que estar muy relajado, con los ojos bien abiertos porque si los cierro, quizá vienen los pensamientos", comentó y aseguró que esas sensaciones vinculadas al miedo son el gran rival.Explicó que el cerebro nunca va a entender que se trata de un juego. Interpreta que es una situación de supervivencia y, entonces, se activan esos reflejos primitivos para sacarnos de esos lugares que se reconocen peligrosos. "Hay que aceptar lo que va a suceder en la cabeza", dijo. La última experiencia en Puerto Madryn, la del récord argentino, fue una experiencia muy fuerte. Tuvo que domar miedos que no habían aparecido antes. Cuando decidió dedicarse a esta disciplina, no lo contó. A nadie. Lo hizo cuando terminó la primera prueba. Había estado 5 minutos sin respirar. Llamó a su familia para contarles y su padre sorprendido lanzó: "eso no es médicamente posible". Más allá de los miedos que pasean cómodos al rededor de una piscina o en la costa del mar, la familia acompaña siempre. "Es que no deja de ser una práctica extrema. Ellos la aceptan".  Foto: crédito deaquavivo

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