21/06/2021

Los hijos de Carlos Tripailao lo recuerdan: "Cada vez que veo su gorrita de cuero negro sé que está con nosotros"

Los hijos de Carlos Tripailao lo recuerdan: "Cada vez que veo su gorrita de cuero negro sé que está con nosotros"
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Choele Choel.- En el Día del Padre muchos pudieron disfrutar del encuentro y de los abrazos. Otros miraron al cielo, recordaron y agradecieron el precioso tiempo compartido.Este relato está cubierto de ternura y buenos recuerdos. Carlitos Tripailao e Isabel protagonizaron una historia de amor que destila enseñanzas. Y sus hijos decidieron compartir sus vivencias, recuerdos colmados de cariño. La pandemia se los arrebató sin piedad de sus brazos, aunque los recuerdos permanecen en el aire de Choele Choel. El tronco frente a su casa servía de asiento para tomar mate en las tardes y disfrutar de las charlas. Siempre el saludo sincero y cálido a quienes pasaban por la vereda.Con la mirada húmeda, uno de sus hijos dijo que "a papá lo vamos a recordar como ese gran entusiasta, como ese gran defensor de nuestra cultura".Dijo que también lo recordarán como el padre que se levantaba muy temprano, preparaba el mate para esperar a Isabel. Después agarraba su bicicleta, o a veces se iba caminando a la Municipalidad o a alguna obra en construcción donde realizaba sus tareas de albañilería. Finalmente regresaba a casa, donde lo esperaba un plato de deliciosa comida. Luego, la siesta. Infaltable. La tarde era para recuperar el mate en el tronco de la siempre concurrida vereda."Presumía de gran fama de asador", comentó Ángel, su hijo mayor. Era habitual que ante la llegada de un amigo, Carlitos  acercara una silla, un vaso de vino y un plato. Decía que "no importa lo que se tire a la parrilla, lo importante es compartir el momento".Ángel recuerda que muchas veces, en momentos de la siesta, su papá preparaba su mate, agarraba una hoja y sobre la mesa del patio comenzaba a tararear una canción. Era el preludio perfecto para garabatear las posibles coreografías que luego practicaría con sus alumnos. "Siempre preocupado para que todo fuera perfecto, era muy detallista", dijo."Somos conscientes que la partida de nuestro padre marcó a muchos vecinos, tanto por sus trabajos como por ser una persona muy querida", admitió. Y contó que Carlitos les enseñó que tenían que ser buenas personas ante todo. Y ser respetuosos. Esas palabras fueron suficientes para caminar con aplomo por la vida. "Esas palabras, que no las aprendió en la escuela, se las enseñó la vida", aseguró.

"Somos conscientes que la partida de nuestro padre marcó a muchos vecinos"

Cuando Carlitos recibía una invitación para bailar con su agrupación -que tanto quería- empezaba un gran despliegue en la casa. Comenzaba a idear el baile a presentar, la música que los iba a acompañar. "Planeaba la ropa y de inmediato empezaba a improvisar con nuestra madre, ella era de alguna manera la costurera de las ropas con las que se iban a presentar. Estaba en cada detalle para que papá luciera bien en el escenario", contó.Disfrutaron mucho cuando el 14 de mayo, a un año de su partida, los alumnos de la agrupación organizaron un homenaje en la Plaza de las Banderas. "La emoción grande fue cuando vimos que muchos vecinos se sumaban, bailando o interpretando pasos que aprendieron con él", comentó Ángel con emoción y gratitud. Sus hijos sintieron que en cada estrofa, su padre estaba dando las voces de mando a sus alumnos.Sus alumnos siempre recuerdan hoy con nostalgia que cuando estaban finalizando las clases en el Centro Cultural o en el playón del Polideportivo, Carlitos decía "hacemos una más, y después vamos a tomar la leche". Cuando veía que algún chico o chica transitaba una senda problemática, él se tomaba el tiempo para mostrarles que siempre había una salida. Y los invitaba enseguida a ser bailarines de la agrupación. "El que no bailó con Carlitos no es del Valle Medio", publican en las redes sociales.Otro de sus hijos dice que guarda en su corazón todo lo que les dio. Sus consejos, sus palabras. "Guardo conmigo su gorrita de cuero negro que era parte de su indumentaria. Y usaba cada vez que salía a caminar a la Isla 92 con mamá. Cada vez que la veo, sé que está conmigo", dijo.Desde la partida de ambos, la casa está igual. Las cosas de Isabel están tal cual las dejó. Los trofeos y diplomas que recibió Carlos están en el modular del comedor, como a él le gustaba. Siempre sirvieron para iniciar una buena charla con algún visitante. "No queremos cambiar nada. Queremos que el hogar que ellos nos dejaron con tanto sacrificio permanezca igual", aseguró Ángel.Cuentan que su padre amaba Choele Choel. Disfrutaba de cada lugar, era su lugar en el mundo. Muchos vecinos lo recuerdan caminando por las plazas o en la isla, siempre de la mano de Isabel.  Y cada caminata era motivo para ponerse a charlar con vecinos que saludaban.Saben que Carlitos, desde el cielo, los continuará cuidando y protegiendo. Y se abrazan fuerte a sus palabras: "siempre que un Tripailao esté bailando una samba, nuestra cultura seguirá adelante".[embed]https://www.youtube.com/watch?v=mh7Ey9TbgWM[/embed]

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