11/07/2021

Marina García Barros, conjunción de la praxis y lo académico.

Marina García Barros, conjunción de la praxis y lo académico.
MAR-GARCIA-BARROS
MAR-GARCIA-BARROS

Por Pablo Otazú.-Marina García Barros se formó en teatro de manera independiente, pero luego hizo la licenciatura y profesorado en artes en la UBA, razón por la cual hoy se encuentra haciendo el Doctorado en Artes, en la misma universidad. Se especializó en teatro y de la mano de Jorge Dubatti inicio el camino de la investigación. Está en el IAE, en el Centro Cultural de la Cooperación, integrando sus equipos. Es jurado de teatro en los premios Teatro del mundo, que entrega el Centro Cultural Ricardo Rojas. Actualmente es representante del Quehacer Teatral del Instituto Nacional del Teatro por la región patagónica. Se acercó al teatro terminando la secundaria, gracias a Raúl Toscani, en Neuquén. Tomaba clases en lo que era en ese momento el anfiteatro, hoy llamado Gato Negro. Y después cuenta que fue clave haber visto el Lazarillo de Tormes, con dirección de Valenzuela, por el grupo Las Dos Lunas, en la sala de la Biblioteca Bernardino Rivadavia en Cipolletti. De esa experiencia se lleva el amor por el teatro y por las bibliotecas, espacios que habitó y habita hoy. Luego al irse a estudiar a Buenos Aires, paralelo a la carrera tomó clases con distintos maestros, entre ellos Salvador Amore. Actúa y dirige, pero dice que aún no se ha encontrado con la escritura. Ella define su recorrido como mezcla entre academia, investigación y praxis.Antes de empezar, hablamos un poco de la vida, de médicos y salas de espera, de teatro. Nos poneos a tono y vamos entrando en calor para la entrevista. Bromeamos porque nos  sabemos habladores, solemos perdernos en una conversación, irnos por las ramas. A los 20 minutos de estar hablando, nos damos cuenta que aún no habíamos empezado oficialmente la entrevista –o quizás si- pero nos proponemos organizarnos y arrancamos…Primero contame quién es Marina García BarrosMmm… en verdad, más que pensarme como alguien que es, me pienso como alguien que está siendo y en ese estar siendo, me voy mutando. Justamente en el medio de esta pandemia, a mí particularmente, me agarró la transformación, y dejé que eso suceda, a partir de que estuve 40 días conociendo lo que era tener Covid. Fueron 40 días de mucha introspección, mucho escucharme, sentirme, ver qué me pasaba y re mapear quién estoy siendo. Para mí fue muy transformador, muy movilizador, y en términos macro, pienso que esta pandemia mundial, viene a eso. No quiere decir que a nivel macro se dé esa transformación, pero sí siento que, a nivel micro está pasando, porque a mí me pasó. Fue como, tener todo armado, de repente se mezclaron las piezas y ahora las estoy volviendo a armar. Entonces hoy soy esa que está repensándose, repensando cuáles son nuestros impulsos y deseos más genuinos. Recuperé un amor profundo al teatro porque entendí por qué, en esta vida, esta que soy, se vinculó al teatro. Lo estaba perdiendo, estaba entrando en una cosa más del orden de lo automático o del deber ser profesional. Me estaba desconectando de lo que siempre me conectó al teatro. Entonces después del covid, volví a encontrarme con ese germen, ese lugar más genuino. Un poco también lo que me sucede, es que no encuentro palabras para describir lo que me pasó. Pero si tuviera que definirme soy Marina, mi nombre me conecta con el mar. Nací en el mar, en Viedma, me críe siempre cerca de la vera del río. Viví en Cipolletti en la confluencia de los ríos, vivo en Fiske Menuco, donde la relación con el río y la barda es muy cotidiana y muy distinto a Cipolletti. Me fui a la gran ciudad a buscar formación, terminé armando una familia, me encontré con la maternidad y nuevamente con la naturaleza. Porque cuando tenes hijes de repente te encontrás pensando dónde querés criar esas infancias, pensaba qué imágenes le iba a dar a sus ojos. Entonces ahí decidí volver. A mí me perturba cuando por mucho tiempo no veo el horizonte, eso tiene que ver con dónde me crié. Esa metáfora del horizonte, tiene que ver con muchas cosas ¿no? Con la geografía, pero también con la mirada de la vida. De a dónde ponemos el horizonte hasta dónde llega el nuestro. Ver el horizonte tiene esa cosa un poco de incertidumbre, porque es algo que es casi como una utopía. Vos decís, está allá, parece cerca, la veo, pero empezás a andar y guau, cada vez se te va más lejos, pero sabés que está ahí y es lo que te moviliza. Capaz es un poco lo que me pasa a mí, el haber vuelto a recuperar algo que tenemos mucho en el arte y en el teatro, convivir con la sensación de incertidumbre. La incertidumbre no siempre es igual al miedo. ¿La incertidumbre no es como el jugo de la vida? Porque digamos, que el ser humano tiene una sola certidumbre, que se va a morir. El resto es incertidumbre pura. Construir dentro del terreno de la incertidumbre es maravilloso. Para mí por lo menos, lo es.Para mí también. Creo que en eso, volviendo un poco a la pregunta que se suele hacer de ¿Qué es el arte? O ¿quiénes somos les artistas? Nos dediquemos a cualquiera de las artes, lo que tenemos en común, es trabajar con la incertidumbre, ese es nuestro estímulo. Es a partir de esa incertidumbre, de eso inasible que, una se pone a crear. Suelo hablar de las poéticas del desborde, las poéticas errantes. Esta idea de errar en doble sentido, la errancia por moverse, pero también la errancia del error. De hecho, del mundo artístico las personas que más han interpelado, son aquellas que caminan sobre la errancia y la incertidumbre y no lo asocian a seguridad y miedo. Creo que son las dos palabras que nos ha traído mucho el capitalismo en todas sus versiones, el miedo y esta idea de una seguridad que hay que lograr. Eso nos aleja como individuos de algo inherente al ser humano, y eso es lo colectivo. El miedo es una construcción, creo que el artista es el que más liviano anda respecto al miedo.Marina, sabes que suelo hablar mucho de la acción de situarse. Eso implica amigarse con el entorno en donde vas a desarrollar tu actividad, conocerlo es fundamental. Muchas veces eso implica por ejemplo en una comunidad pequeña, pactar entre lo que uno quiere hacer y lo que la gente quiere ver. Entonces mi teoría por mi experiencia, es que primero, tenés que dar lo que la gente espera, y luego sí, mechar con algo distinto. De esa forma lo van a aceptar, aunque no entiendan el lenguaje del todo, porque vos ya les diste lo otro.(Marina se ríe) Son estrategias de producción lo que estás planteando

Ver el horizonte tiene esa cosa un poco de incertidumbre, porque es algo que es casi como una utopía.
Me pregunto cuán autogestivos podemos ser, cuando para cubrir lo básico como luz, agua o gas necesitamos al Estado.
Creo que lo que más hay que trabajar en la Patagonia es la necesidad de dar continuidad a las cosas, sostener en el tiempo
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