30/03/2017

RELATOS que merecen ser oídos (Cap. 4) Agustina Torres de Cairolo

Esta es la cuarta entrega del trabajo elaborado por la Asociación Amigos del Museo en adhesión al día de la fundación definitiva - la tercera - del pueblo de Choele Choel.En ese contexto, la agrupación museista decidió honrar a cuatro mujeres de la ciudad. Cuatro hijas, madres y abuelas que no conocen la historia del Choele Choel de principio del siglo XX porque alguien se los contó sino porque ellas lo hicieron carne.Y con sus historias y relatos vividos nos transportan imaginariamente a aquellos tiempos. Sus relatos son tan exactos que basta cerrar los ojos para poder reconstruir en nuestra mente la geografía, las personalidades y personajes que la poblaron, las casas que aún sobreviven al tiempo y aquellas que ya el viento se llevó.Hoy, en ésta cuarta y última entrega, nos metemos en el mundo de doña Agustina Torres de Cairolo."Fue otra gran mujer de esos tiempos que ya no está entre nosotros" - dice Margarita López de Rodriguez, quien toma la palabra para homenajearla."Su nombre, el que digo con respeto, fue Agustina Torres de Cairolo. Su profesión era quizás la más humilde, pero también la más importante, fue lavandera del Hospital de Choele Choel"."No tengo la fecha exacta de su ingreso al Hospital, creo que fue en 1950"."Aunque parezca un contrasentido, en ese momento no había lavadero en el Hospital y Doña Agustina llevaba la ropa a su casa en un gran atado que colocaba sobre su cabeza y la devolvía al día siguiente... si era verano, planchada con plancha de carbón ya que en su casa no había electricidad"."Después, cuando se hizo el lavadero con grandes piletones, Doña Agustina siguió lavando a mano, por supuesto que la ropa de cirugía tenía un tratamiento especial. Luego de lavada y planchada, se empaquetaba en lienzos y papel para esterilizar, igual que con la ropa de la sala de partos" - continua su relato Margarita."En una conversación con una hija de Doña Agustina, ella me decía que también lavaba y planchaba los guardapolvos de la partera Esther Cresto, que usaba los guardapolvos almidonados. Uno por día".Ella no tenía fecha exacta de nacimiento porque sus padres vivían en el campo y cuando venían al pueblo asentaban a los hijos que hubieran nacido."Según testimonio de personas con las que trabajó Agustina, había llegado a Choele Choel cuando tenía alrededor de veinte años. Fue luego entonces que ingresó a trabajar al Hospital donde se desempeñó hasta la década del 70".Vivió, según su hija, hasta los ciento dos años. "Vivió con humildad pero con dignidad, tal como era ella, sencilla, humilde, cordial, generosa, servicial y siempre de buen humor... Querida Agustina, para vos nuestra gratitud y nuestro recuerdo emocionado".

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