“Se respira felicidad”: se realizó la entrega de las 86 Viviendas en Choele Choel

Choele Choel.- En tiempos complejos, de noticias oscuras, la coincidencia entre las expectativas de vecinos y la respuesta del Estado genera una atmósfera especial. Como la que se impregnó en la mañana de hoy en un viejo sueño convertido en hogares. Con la presencia de la gobernadora Arabela Carreras, se cumplió con el acto de entrega de las 86 Viviendas en Choele Choel.El intendente de la localidad, Diego Ramello, se mostró movilizado. Tuvo que encontrar las palabras justas para describir el particular momento. Agradeció el trabajo realizado por la gestión que lo antecedió, encabezada por Daniel Belloso, y destacó que detrás de la inauguración se tejen vínculos que conforman hogares con el destino de barrio. “Se respira alegría, felicidad, esperanza”, dijo.Una importante cantidad de vecinos se presentaron en el acto. Alejandra, una de las adjudicatarias se acercó al micrófono pero no pudo hablar. Y el resto, atentos, la abrazaron con aplausos. Solo pudo decir palabras de agradecimiento mientras un nudo de emociones se armaba en su garganta.Arabela destacó la lucha constante de los vecinos con un Estado presente.  Recordó la decisión del ex gobernador Alberto Weretilneck de continuar con el proyecto más allá de la discontinuidad de la política nacional y la falta de financiamiento. “Esto no pasa en el resto de las provincias”, apuntó.Y también subrayó la perspectiva de género que envuelve a la entrega de las viviendas. Históricamente el título de propiedad se  realizó a nombre de los varones y ahora -con un sentido simbólico de peso- se hará a nombre de las mujeres.Ramello agradeció también la decisión de Weretilneck de tomar las riendas de este plan de viviendas oportunamente  y valoró la determinación de Carreras de avanzar en un contexto de inmensas dificultades que sembró con perseverancia la pandemia.Luego de la entrega de subsidios del gobierno provincial al Municipio llegó el tiempo de la concreción de los sueños y los vecinos, por fin, sintieron el calor de las llaves en sus manos.