Tristeza en Lamarque por el fallecimiento del doctor Pedro López

Llegó en un tren, de esos que su padre, maquinista, había manejado toda su vida. Quién sabe que ocurrencias lo trajeron hasta acá, un pueblo perdido del sur, tan vacío, tan distinto de la Buenos Aires en la que se había criado. A un pueblo guacho de certezas, que eso sí, se señoreaba de necesidades.Y les cambió susto por alivio a los padres que les llevaban a sus hijos, su voz y su manera, calma y firme hizo que todo lo que salía de su boca tranquilizara. En una época en que todo era a ojo daba más tranquilidad con su honestidad que lo que brindan hoy máquinas y cascarrias, porque el doctor sabía, y no solo eso, también sabía decirlo.Cruzaba todos los días para escuchar y atender de su casa al hospital, o tal vez como sería más justo decirlo: de su hogar a su casa.Aprendió a programar computadoras en los ´80, sin que nadie le enseñe y con un manual en portugués, y también lo compartió con todos.Jubilado y sin ninguna necesidad, salvo la de su conciencia y su espíritu superador, iba y venía a Viedma, todas las semanas, transmitiendo y plasmando su experiencia, proyectos (de los que estaba invadido) y ganas, para mejorar los planes de salud de la provincia.Hoy que los pibes quieren estudiar de médicos para andar en 4x4 y que los amigos me confiesan que no saben si criar a los hijos en los valores con los que nos educaron, porque saben que de hacerlo los exponen a sufrir, gente así da un resuello.“Acá andamos Pedro, cansado, no se termina más” –le dije un día que me agarró ocupado y atravesado-. “¿Y para qué querés que se termine?” –me dijo con su congruencia de siempre-.Hoy suena otra vez el silbato de ese tren que se va, que nos trajo a ese doctor que nos curó. Y en la estación nos dejó, mesura, equilibrio, calma, análisis, empatía, honestidad, pero sobre todo nos dejó a UN HOMBRE JUSTO.Con estas palabras que, con tanto sentimiento, escribiera Marcos Puigcerver, amigo de la familia, desde 7 en Punto queremos rendirle un cálido homenaje a este querido vecino de Lamarque que hoy deja este plano terrenal, pero que como otros médicos de la localidad como el doctor Comin y el doctor Revoc dejaron una profunda huella en el corazón de todos los lamarqueños.