Volver al pago: después de 14 años una familia se reúne para repetir una travesía cargada de emociones

Choele Choel. Ismael Villagra nació en Villa Regina y aunque hoy vive en Bahía Blanca se considera un honesto enamorado de las bellezas naturales que ofrecen los valles rionegrinos. Por eso, decidió reunir a parte de su familia y cumplir con el desafío de enlazar Villa Regina con Carmen de Patagones en bote."Por lo general, las familias grandes se juntan en los velorios. Yo quiero juntarme en estos lugares", definió. El equipo está integrado por Antonio, su papá -que nació en Allen y ahora vive en Mar del Plata-, el tío Emilio, su hermano Antonio, Nazareno (sobrino) y Nazareno Rivas. Además, en el viaje se sumaron Julián Rolé y Camila Gasparini en Chelforo."Somos familia y nativos de esta zona, nos gusta disfrutar del verde, del río. De todo esto que es nuestro", dijo Ismael en el camping de la Isla 92 de Choele Choel, mientras el resto del equipo se distribuían las tareas en una de las parrillas para armar la ansiada cena.La travesía tiene un significado especial. Primero porque representa una reunión familiar, y también porque los Villagra cumplirán el recorrido que hicieron hace 14 años. En aquella oportunidad estaba el tío José, de Chichinales. "Nos falta un integrante...", menciona Ismael y se humedecieron de inmediato sus ojos. Asegura que este encuentro es una forma de recordarlo.El equipo está haciendo un promedio de entre 40 y 60 kilómetros por día. La idea es disfrutar de cada lugar, y "no andar como locos".

"Somos familia y nativos de esta zona, nos gusta disfrutar del verde, del río. De todo esto que es nuestro"

En el recorrido ya hecho hubo solo un gran obstáculo: el dique. "Nos encontramos uno a unos kilómetros de acá y tuvimos que desarmar todo el equipo, subir por el lado derecho y pasar las canoas a hombro. Nos llevó unas 5 horas", describió y aclaró de inmediato que la dificultad no los hizo reunificar. "Tener que volver no está en mi diccionario", aseguró y sonrió.Cuando surgió el tema, el resto de los familiares que estaban preparando el asado, se acercaron para destacar que es muy peligroso que no existan carteles que adviertan sobre el dique. Antonio dijo que fue clave el aporte de los chicos que se sumaron, Julián y Camila. "Ellos nos advirtieron, sino la hubiéramos pasado muy mal", apuntó.Las risas y el clima familiar se apoderaron rápido de la parrilla 10 de la Isla 92 al atardecer. Comieron, descansaron, y volvieron a unirse para continuar una travesía que los llevará hasta Carmen de Patagones, y -claro- también a las raíces de sus vidas.