01/02/2023

A los 50 años, homenajean un hecho histórico en el rio Colorado

A los 50 años, homenajean un hecho histórico en el rio Colorado

Río Colorado.- La Municipalidad de Río Colorado, invita a simpatizantes y público en general a la Conmemoración del Cincuentenario de la Expedición Río Colorado 1973, que se realizará los días 8 y 9 de Febrero de 2023.Aquella gesta  concretó la primera navegación completa de dicho río. Fue un auténtico viaje de descubrimiento, en pleno siglo veinte.Este nuevo decenio, como los anteriores, será celebrado por los pueblos ribereños con la presencia de los cuatro protagonistas de aquella gesta: Alfredo Barragán, José Luis Godoy, Jorge Iriberri  y  Rubén Tablar; quienes arribarán remando, solos con el río, como lo hicieran en aquel entonces.El día 8 de Febrero de 2023 a las 20:30 hs. se proyectara la película de la histórica travesía “Expedición Río Colorado 1973” en la Oficina de Informes Turísticos de Rio Colorado – Ruta 22 km. 858.El día 9 de Febrero de 2023 a las 11:00 hs, en el balneario del Camping Municipal, luego de la recepción por parte de autoridades, invitados, publico, prensa, palabra de Autoridades y expedicionarios, se hará el Descubrimiento de placas alegóricas, y posteriormente se hará inicio de la Travesía.Se adhieren a este homenaje la Armada Argentina, Prefectura Naval Argentina, Instituto Geográfico Nacional, Servicio de Hidrografía Naval, Academia Nacional de Geografía y Centro Argentino de Cartografía, entre otros.En el acto serán  acompañados por los restantes integrantes de todas las expediciones del CADEI ya que, como ellos dicen, el Río Colorado les abrió las puertas al mundo infinito de la exploración y la aventura.  Y en cincuenta años han concretado más de 30 expediciones deportivo científicas en cinco continentes. (Aconcagua, Atlantis, Kilimanjaro, Mar de las Antillas en Kayaks, Andes en globo, Antártica Finis Terra, etc.)Programa del día 08-02-23:20.30 hs.: Oficina Informes Turísticos - Río Colorado, Ruta 22 km 858.

  • Presentación película/documental de la Expedición Río Colorado 1973.
  • Conferencia de prensa a cargo de los cuatro protagonistas.

10:00 hs.:  En puente carretero – La Adela

  • Recepción por parte deautoridades, invitados, público y prensa.
  • Palabras de Autoridad del Municipio.
  • Palabras de los expedicionarios.
  • Descubrimiento de placas alegóricas.

11:00 hs.:  En Balneario Camping Municipal – Río Colorado

  • Recepción por parte deautoridades, invitados, público y prensa.
  • Palabras de Autoridad del Municipio.
  • Palabras de los expedicionarios.
  • Descubrimiento de placas alegóricas.
  • Inicio de travesía.

Alfredo Barragán, José Luis Godoy, Jorge Iriberri  y  Rubén Tablar, cuatro estudiantes bonaerenses fueron los primeros en navegarlo en forma íntegra en 1973, un viaje de descubrimiento en pleno sino XX. La aventura duró 27 días y los forjó para expediciones mayores, como la legendaria Atlantis. En gomones a remo recorrieron 1100 kilómetros.Vuelven el próximo 8 y 9 de febrero  a repetir el tramo final de aquella travesia -ahora en kayaks-, pero con un río afectado por la sequía y la disputa por el agua. En Río Colorado, La Adela y Pedro Luro, ciudades que abarcará la nueva travesía simbólica.Aquellos muchachos sedientos de aventura que hoy rondan los 75 años volverán al Colorado para agradecerle al rio y sus pobladores ribereños que los apoyaron en aquel verano del 1973. Participarán la Armada, Prefectura, Instituto Geográfico Nacional, Servicio Hidrografía Naval, Academia Nacional de Geografía, etc.“Jamás vimos a nadie llegar por el río”. La frase resuena en la mente de los cuatro amigos de aventuras, pese a que pasaron 50 años desde que la escucharon. Se las dijeron los puesteros que cruzaron en las orillas del Colorado, aquella vez que se tiraron al agua en dos gomones y le dieron duro a los remos hasta lograr la hazaña: ser los primeros en navegarlo de punta a punta. Desde los Andes hasta Fortín Mercedes, unos kilómetros antes de llegar al mar, donde el cauce se desdibuja en un cangrejal inaccesible.Esta expedición les abrió la puerta del mundo infinito de la exploración, originó el CADEI con más de 30 expediciones, en 50 años, en 5 continentes. Sin dudas el resultado final de todo esto es un patrimonio cultural excepcional, único, que será el contenido inicial del Museo de la Exploración, con la historia de los descubrimientos geográficos, a crearse en Dolores.Un poco de historiaCorría el año 1972 cuando la idea surgió de la charla entre unos amigos universitarios bonaerenses. “Nos enteramos que el Colorado nunca había sido navegado en su totalidad. Nos llevó 10 meses de planificación, antes de largarnos al agua, el 16 de enero de 1973, en la cordillera, en la confluencia de los ríos Grande y Barrancas, justo en el límite entre Mendoza y Neuquén. Utilizamos dos balsas náuticas a remo que nos prestó la Armada y llevábamos unos 150 kilos de equipamiento”, describió Barragán.Los estudiantes tenían entre 22 y 24 años. Fue vital el apoyo de los familiares, que les prestaron un Chevy con un carro para que pudieran acercarse a la confluencia de los ríos Barrancas y Grande, donde nace el Colorado, cerca del límite entre Mendoza y Neuquén. Cuando se terminó el camino, en el paraje de Butacó, para llegar a la naciente del Colorado, tuvieron que hacer los últimos 7 kilómetros en caballos y mulas que les facilitó una familia mapuche, los cuales les indicaron el cauce de un arroyo para poder llegar.El 16 enero de 1973 comenzaron la travesía. Ya en el agua, los gomones se sacudían en los rápidos (el caudal se había acrecentado debido a una nevada excepcional que ensanchó de manera peligrosa los márgenes del río), pero los navegantes los mantenían en línea con sus remos de madera. No tenían una carta náutica pues en ese entonces no existían. “No existía el GPS ni ningún medio de posicionamiento moderno. No teníamos información de nada. Así que nos dedicábamos a remar y remar”, indicó José Luis Godoy.La crecida había creado muchos brazos y a veces erraban el cauce y se encajaban. En otras, las piedras del lecho perforaban el bote y había que parcharlo, esperar toda la noche a que secara, y vuelta a remar al día siguiente.El viento sopló en contra durante casi toda la travesía que se dividió el tres etapas: desde la naciente hasta 25 de Mayo: desde 25 de Mayo a Río Colorado, y la última desde Río Colorado hasta Fortín Mercedes.Primero los acompañó a la vista el volcán Tromen, luego aparecieron las barrancas que con el correr de los días se convirtieron en bardas. El paisaje se fue achatando hasta terminar como un río manso de llanura.Los locos del río:Una vez cada diez días un avión de la Fuerza Aérea los sobrevolaba para identificar su posición. El rumor de los “locos que venían por el río” se había expandido por toda la región.Una vez llegaron e hicieron noche cerca del puesto de una familia. A la mañana se despertaron con 20 personas alrededor. Se habían pasado el dato entre vecinos para ver a los locos del Colorado. Al llegar al Salto Andersen los operarios los ayudaron a cargar los botes y trasladarlos al otro lado de la represa para la etapa final. Cuando arribaron a Río Colorado los esperaban varios medios de prensa interesados en su aventura, a quienes dieron sus primeras notas, y firmaron los primeros autógrafos de su vida.La llegada a Fortín Mercedes fue una fiesta, con una multitud en las costas, autoridades, aviones sobrevolándolos y un bote de la Armada de respaldo. La hazaña se había concretado. “Allí pudimos cristalizar lo que soñábamos de chicos”, dice Barragán.Ahora esperan la llegada del próximo 9 de febrero para revivir con todos aquella emoción.Cuando caía el sol, buscan una zona playa y armaban la carpa canadiense. Al finalizar cada jornada instalaban la antena entre dos torres de 4,5 metros, hechas con caños de luz, conectaban la radio y pasaban el parte a sus familiares de Dolores. Al amanecer, desarmaban la carpa y cargaban todo.  Remaban de sol a sol para cumplir con el objetivo de 50 kilómetros diarios.El bote inflable: Se los prestó la Armada, que lo había desechado porque vibraba mucho con el motor. Tenía un espejo en popa con un plano transversal que lo cierra. Una proa en V con un tubo por cada lado, donde iba montado cada remero. Un piso de lona y sobrepiso de madera. Era muy lento, con un bordo alto –mucho bote fuera del agua- y en un cauce quieto costaba moverloEn caballo y mulas: Cuando se terminó el camino en el paraje de Butacó para llegar a la naciente del Colorado, tuvieron que seguir con la carga en caballos y mulas que les facilitó una familia mapuche. El Chevy con acoplado ya no podían con las pendientes.  Restaban 7 kilómetros y les indicaron el cauce de un arroyo para poder llegar.Duración: 27 días les llevó la navegación del Colorado, 23 con viento en contra.50 kilómetros diarios: Remaban de sol a sol para cumplir con el objetivo.Un día de la travesía: Despertaban al amanecer. Desarmaban la carpa y cargaban todo y lo ataban en los botes, porque en los rápidos se sacudían mucho. “Remábamos cerca para poder hablarnos de bote a bote. Y a descubrir qué había después de cada curva. Sin carta náutica no sabíamos qué. Y a veces en las noches, según como estuviera el viento, oíamos el ruido del río adelante”, explicó Barragán. Muchas veces era atronador, no sabíamos si venían rápidos o una pequeña caída, o salto. Era doblar y ver.Remaban “a caballo”: Iba montado cada uno en el tubo lateral del bote. Una pierna dentro y la otra en el agua. Con un remo simple, de madera. Era darle y darle, golpear y seguir. Si se pinchaba un tubo había que salir a la costa, vaciar el bote, darlo vuelta, encontrar la rajadura y parcharlo. Luego, esperar hasta el otro día que secara para poder seguir.Derrame de petróleo: Tuvieron que quedarse tres días en 25 de Mayo, La Pampa, por la rotura del oleoducto que cruza el río y transporta el petróleo hacia la planta de Catriel. Les decían que el petróleo podía afectar la tela de los botes. Una vez que repararon la pérdida, siguieron con la travesía. Allí fue la primera vez que cruzaron una persona, luego de 5 días de travesía.La alimentación: Al mediodía comían algún salamín, un trozo de queso, una lata de sardinas con pan. A la noche fideos o arroz. Un par de veces tuvieron suerte: cruzaron un puesto en la costa y asaron un trozo de cordero que les regalaron. Única bebida, el agua del río. La del Colorado no es traslúcida. La dejaban sedimentar en una olla para que no sea tan oscura. Rubén Tablar fue el cocinero del grupo. “Administraba la pobreza”, explicó risueño. También fue el encargado de las filmaciones. Habían llevado 30 metros de película súper 8.

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